lunes, 30 de agosto de 2010

Porque me quiero ir de mi casa, razon 1:

La otra vez estaba tirada en la cama de mi vieja, hablando con ella, y no sé que cosa me dijo del porro, y yo le respondí "claro...", y de repente me dice "vos no fumás, no?". Yo hice silencio, y como vi su cara le respondí "ay ma! Obvio que no!". "Decime la verdad, Sandy, sabés que podés confiar en mi". Chicos, una jamás debe confiar en esa frase. "Bueno si, a veces fumo porro y quedo del orto cuando mezclo con rivotril". Mi vieja se quedó muda. Paralizada. Como si le hubiese dicho que le robé a alguien en una salidera bancaria de Santander Rio (porque a toda la gente le roban en ese banco? No escuché a nadie que le robaran, no sé, en el Frances) y cagué a tiros a un chino. Me empezó a dar un discurso de "pensé que eras más inteligente bla bla" que me puso de tan mal humor que le terminé diciendo que era mentira y la estaba jodiendo, que fumo una vez CADA TANTO.

Agradezco al cielo abrir la ventana de mi cuarto cada vez que prendo un faso. También agradezco no haberle dicho que tomo pepa y otras cositas.

3 comentarios:

Jesi dijo...

La mía es así. Hay que ser inteligente y mentir para ahorrarse discursos pedorros. Espero no ser así con mi hijo.

Qué imbancables son (somos) las madres a veces. (Siempre)

Sandy K dijo...

Una, que es madre (?), es asi, pero no se, yo me fumaria un porro con mi hija a ver de que se trata.

Anónimo dijo...

A mí no me vinieron con sermones, cuando caí a las 7.30 con la ropa vomitada ya asumieron que estaba bien encaminada en la vida.