martes, 14 de septiembre de 2010

Por si quedaba alguna duda...

Entré al aula y vi una bolsa de Soho con un moño engrampado, pensé "ay, que pendejos grasas", pero después otro pensamiento inundó mi ser: "será para mi?". Claro que no. Era para otro profesor, judío él, que entró feliz y los pendejos se le tiraron encima al grito de:

QUE LO ABRA! QUE LO ABRA! QUE LO ABRA!

Yo sonreí y me apoyé en el escritorio. El profesor abrió la bolsa y sacó una remera violeta, basica, que como mucho debe haber costado 20 pesos (recordemos: Soho). Yo me reí y pensé, "si quedaba alguna duda de que son judios, con esto disipamos toda sospecha". Son 30 alumnos, entienden? cuanto pusieron? 75 centavos cada uno para comprar esa remera pedorra? Espero esta semana que me regalen algo esos pendejos insolentes, después de todo lo que hago por ellos! Estoy feliz de saber que esta es la ultima semana que laburo dos días. Las próximas dos hay asuetos. No veo la hora de renunciar y no volver a verle las caras a esos pibes.

Saben que noté hoy? Que cuando me cruzo con los judíos en los pasillos me dan vuelta la cara, pero cuando me encuentro con mis alumnos del bajo flores, me saludan con una sonrisa. Todavía no sé muy bien que me hizo meterme a trabajar en una escuela privada. Supongo que fue la experiencia. Quería probar, pero me di cuenta que lo mio está por otro lado, que todo lo que aprendí en esta escuela, que es mucho, puedo aplicarlo para dar mejores clases en aulas donde es valorado, y donde, aunque a veces no lo sea (porque si, seamos sinceras, a veces una se mata y no valoran un carajo), hay gente del otro lado que responde y para la cual siento que vale la pena estar. Porque, chicos, yo dejo la vida en cada clase. Más allá de que los bardee, yo preparo mis clases, llevo cosas, busco material interesante y trato de hacer las clases lo más divertidas posibles. Me encanta lo que hago. No empecé a estudiar esto porque no me quedaba otra, empecé a hacerlo como combinación de amo el inglés + amo enseñarlo. Entonces cuando entro en la escuela y me cruzo con algunos chicos que, al saludarlos, me dan vuelta la cara, lo minimo que tengo ganas de hacer es de inmolarme y hacer de esa escuela la AMIA II.

Todo esto no pasa en la escuela pública, o al menos no me pasa a mi. Y en la escuela publica estoy con chicos bastante más grandes y "pesados" que un pibe de 8.

1 comentario:

Jesi dijo...

jajajaja el horror!!
sabelo que yo como judía apesto. no tengo un peso porque me gasto todo.

ojalá te toquen mejores alumnos la próxima